Lilian Helen y su último capricho casador

on jueves, 28 de noviembre de 2013


¿Quién es Liliana Elena Catucci? El ingenio ilimitado de esta jueza de Casación. El novedoso cercenamiento de los derechos fundamentales, la discriminación encubierta, el respaldo a magistrados, policías y funcionarios investigados, el gran invento de la subrogancia permanente. En fin, todo un símbolo de la Justicia que tenemos.
En la primer semana de diciembre se define quién ejercerá la presidencia de la Cámara Federal de Casación, el máximo tribunal penal de la Nación, durante el 2014 y Liliana Elena Catucci está haciendo lo imposible por torcer las reglas y sentarse en el trono.
Digámoslo, Catucci es una jueza muy habilidosa cuando de inventos se trata.
Su ingreso a la Cámara de Casación se remonta a los ´90, la gran era de la fantasía argentina. Ella entró con el respaldo del entonces presidente de la Corte Suprema Ricardo Levene, cuya secretaria era su hermana, Silvina Catucci (Aaah…! la Familia Judicial).
Veamos algunos de los novedosos criterios introducidos por esta jueza.

Para Lily, la regla es la prisión
Lily es una jueza muy creativa que se las ha ingeniado para hacer eterna la prisión preventiva.
Un lindo ejemplo: El Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de Rosario dispuso la prórroga de la prisión preventiva de un imputado, la defensa apeló y Lily dijo que la última ley que reformó el régimen de prisión preventiva (con ánimos de controlarlo, exigiendo fundamentos en su dictado, de modo que sólo opere excepcionalmente –como corresponde-) sólo preveía la posibilidad de la defensa de apelar resoluciones de libertades.
Es decir, la apelación sólo la puede hacer quien esté en contra de la libertad a la que tiene derecho el imputado, dijo Catucci. La ley no preveía apelaciones para los fallos que no cumplan con los fundamentos exigidos por la norma… una lástima muchachos…
Se trata de un criterio novedoso, ágil y eficaz para que los tribunales de todo el país puedan prorrogar indefinidamente el encarcelamiento “preventivo” de todo aquel inocente que atraviese un proceso penal, sin fastidiosos controles ni impertinentes recursos.
Bien aplicada, esta poderosa herramienta,  garantiza que los magistrados puedan disponer repetidas prórrogas de prisión preventiva y extender hasta el límite de lo imposible la prisionización de inocentes, con la tranquilidad de quien sabe que su palabra ha de ser definitiva. Una grosa la Lily, había que encontrarle la vuelta a la nueva ley!

Prisión para Niños, by Lilian Helen
Ana María Fernández fue condenada a una pena de tres años y seis meses de prisión. Como al momento de tener que cumplir la condena tenía un bebe de diez meses, su defensor solicitó que cumpla la pena en arresto domiciliario.
El problema, advirtieron los jueces casadores Lilian Helen Catucci y Eduardo Riggi, era que Ana María estaba casada con una mujer.
Los jueces denegaron el pedido de la defensa. La cárcel no altera en modo alguno el natural desarrollo de la relación materno filial y menos aún genera un riesgo para la salud y protección del bebé, dijeron.
Además no existe constancia alguna que en el caso la actual estancia del menor en la unidad penitenciaria haya perjudicado su salud física o psíquica, atendiendo a los pocos meses del menor, agregaron (Aaah…! El valor de la Prueba).

Posibles reacciones contra “la raza judía”
La oscura actuación de Lilian Helen reconoce decisiones escalofriantes, entre ellas, aquella que le valió una denuncia del entonces presidente de la DAIA. La colectividad judía denunció a los tres integrantes de la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal, Alfredo Horacio Bisordi, Juan Carlos Rodríguez Basavilbaso y nuestra Liliana Elena Catucci. Según la denuncia, los jueces tergiversaron en forma intencional hechos sometidos a su juzgamiento para proteger a neonazis violentos que habían golpeado a un hombre mientras le gritaban “Heil Hitler” y “Mueran los judíos”.
En la madrugada del 1 de julio de 1995, los skinheads Andrés Paskowski, Fernando Griguol y Orlando Romero Da Silva, que ostentaban cruces svásticas, habían golpeado hasta dar por muerto a Claudio Alejandro Salgueiro, a quien creían judío. Mientras lo golpeaban le dirigieron varios insultos en los que lo mencionaban como judío y le dijeron que por judío no merecía vivir. En abril de 1998 el Tribunal Oral Criminal Federal 3 los condenó a tres años de cárcel, como autores de lesiones graves en agresión tumultuaria, con el agravante de la motivación antisemita. Pero Bisordi, Rodríguez Basavilbaso y Catucci anularon la sentencia. En el fallo, Catucci incluso se refirió a los judíos como una raza. La DAIA pidió la remoción de los tres jueces.

The Lily Horror Show
Otro caso en que la tenebrosa Lily dejó su impronta fue el Caso Carrera. En la farragosa sentencia de la Cámara de Casación Penal que volvió a condenar a Fernando Carrera por la llamada “Masacre de Pompeya” hay una frase reveladora acerca de cómo se puede culpabilizar a alguien con solo hacer malabares con las palabras que componen la ley. Hasta el estudiante más burro sabe que negarse a declarar es un derecho. Pero la jueza Liliana Catucci sostuvo que el “silencio” de Carrera cuando fue llamado a indagatoria por primera vez “no deja de llamar la atención, máxime frente al trágico suceso que se le enrostraba”. “No pudo deberse a su deteriorado estado de salud, porque la voluntad de hablar para defenderse es ingénita al ser humano. En efecto por experiencia se conocen situaciones, en las que aún con un mínimo aliento de vida, el inocente cuenta lo sucedido”, afirmó, equiparando el negarse a declarar con un signo de responsabilidad en los hechos.
La frase fue destacada en el blog del penalista Alberto Bovino (www.nohuboderecho.blogspot.com) y pone en evidencia un criterio peculiar utilizado para acatar las directivas que el año pasado dio la Corte Suprema, cuando advirtió que la Cámara de Casación debía enmendar la “arbitrariedad” con que había confirmado la condena a 30 años de cárcel que en 2007 fijó el Tribunal Oral Criminal 14 contra Carrera.
Quién gana y quién pierde con el fallo de Casación. Obviamente, Carrera. El año pasado había recuperado su libertad después siete años de prisión, cuando su caso llegó a la Corte y anuló su sentencia condenatoria. Ahora, gracias a los casadores de la Sala I y la nueva pena de 15 años, corre el riesgo de volver si le rechazan el recurso de queja. (La Sala ya le rechazó el recurso extraordinario).
Catucci pidió 20 años para Fernando Carrera, y este pedido no ha sido inocente, puesto que culpando a Carrera, los funcionarios públicos quedan libres de la responsabilidad que podría caberles por condenar a un inocente. Los policías son los más aliviados porque toda la culpabilidad quedó concentrada en Carrera. Bueno sí, hubo ocho que fueron apartados de sus funciones, pero gracias a Helen, podrían librarse de las imputaciones penales.
A ver, a ver, repasemos. Fernando Carrera fue protagonista de lo que se denominó “La masacre de Pompeya”, un confuso episodio donde lo único claro es que se hizo todo mal. El hecho de investigación de remonta al 25 de enero de 2005, cuando Carrera, perseguido por la policía, embistió con su automóvil particular a varios peatones y causó la muerte de tres personas. La policía habría confundido a Carrera con un ladrón disparándole 18 balazos, ocho de los cuales impactaron en su cuerpo.
Un sumario interno del Ministerio de Seguridad señaló que ninguno de los agentes intervinientes hizo diligencia alguna “para procurar rastros de lo ocurrido durante la persecución”, o sea, para preservar prueba. Negaron, además, haber disparado, a pesar de que las perforaciones en el auto de Fernando revelaban lo contrario. El sargento Juan Antonio Leyes incluso dijo que le habían encomendado buscar testigos del hecho recién un día después de sucedido.
Los jueces del tribunal oral que condenaron a Carrera, Hugo Cataldi, Beatriz Bistue de Soler y Rosa Lescano, también estarán satisfechos por el fallo. Su actuación les mereció una denuncia penal y otra ante el Consejo de la Magistratura. El fiscal Carlos Rívolo había impulsado la acción contra ellos, entre otras cosas por avalar testigos truchos.

And the winner is...
En 2010 se realizó un concurso a los peores jueces, que culminaba con la entrega de los premios "Petiso Orejudo". Lily ganó el concurso luego de ser votada por estudiantes, docentes, jueces, fiscales y defensores. El fallo que motivó esa distinción fue muy particular. El público votante quedó obnubilado por la ingeniosa aplicación del fallo “Arriola” de la Corte Suprema que logró zanjar la gran virtud de esa doctrina: la no criminalización de la tenencia de estupefacientes para consumo en el ámbito privado.
“Pues más allá de la escasa cantidad de marihuana secuestrada, el espacio público donde fue incautada permite afirmar que su conducta ha trascendido el ámbito privado protegido por el artículo 19 de la ley fundamental, y los lineamientos del mencionado fallo ‘Arriola’”, dijo Lily.
Los jóvenes tenían el porro en sus ropas, no estaban fumando.

La imaginación al poder
Pero quizá la nota más distintiva en el mundo creativo de Lily es su obra maestra: la subrogancia permanente.
El juez de primera instancia Luis María Cabral ha sido designado miembro subrogante permanente de la Cámara Federal de Casación Penal. A dedo. De seguir las normas establecidas la subrogancia deberían haber sido ejercida por ellos o, mínimamente, por un juez de inmediato menor rango, o sea juez de Cámara. En cambio, pusieron a Cabral, presidente de la Asociación de Magistrados (Aaaah…! La Independencia Judicial).
¿Y cómo sucedió eso? Los jueces Madueño, Catucci, Figueroa y Gemignani votaron por la permanencia permanente de Cabral en el tribunal, mientras que Hornos —quien había convocado al acuerdo especial— faltó y Borinsky se abstuvo. Sólo Ledesma, David y Slokar votaron en contra.
Los fundamentos para ajustar el tornillo que une a Cabral con su sillón de la Sala I de la Cámara de Casación, jurídicamente, no existen. Se trata de un invento de nuestra querida amiga Liliana Elena Catucci, que nos ha asombrado una vez más con su imaginación prevaricadora al inventar la figura del juez ‘subrogante permanente’.
En el acta no se reprodujo argumento jurídico alguno para justificar la designación a la carta del soldado heroico. En el voto disidente, en cambio, sí se justifican ciertas razones [...] se cita el régimen legal vigente: el art. 31 del decreto-ley 1.285/58 y el artículo 2 de la ley 26.376.
El diputado Carlos Kunkel  presentó una denuncia, el 28 de junio, contra el mismo Cabral y contra los jueces que permitieron su designación (Catucci, Borinsky, Figueroa, Riggi, Madueño y Gemignani) por la comisión de los delitos de abuso de autoridad, nombramiento ilegal y aceptación ilegal de cargo público.
No hay que hacer mucho esfuerzo para imaginar el poco impulso que los fiscales y jueces intervinientes darán a esa investigación.
Antes bien, ahora el foco de atención es otro: si Lilian Helen pudo crear el novedoso cargo de subrogante  permanente para el amigo Cabral, ¿por qué no podrá torcer las normas que dicen que es a Alejandro Slokar a quien le corresponde la próxima presidencia del tribunal?

Vamos Lilian, tú puedes.

Carlos Fayt, la Supremacía inicia

on



“Me quedo porque quiero al país y hay mucho por hacer, podría haberme jubilado hace 17 años con el mismo sueldo, pero sigo trabajando full life”, dijo el ministro de la Corte Suprema CarlosFayt a PERFIL, en 2010. 
Hoy, el juez Fayt debería haberse jubilado hace 20 años. Pero no lo hizo. Y por insistencia o pedido de nadie, no no. El juez Fayt no se jubiló porque demandó al Estado para no hacerlo. Es decir, se presentó ante un juzgado subordinado (la Corte tiene facultades  de superintendencia sobre todos los jueces federales del país) y le pidió le conceda la nulidad de un artículo de la Constitución introducido por la reforma del ´94.
Imaginemos la situación terriblemente incómoda de la jueza en la que recayó la causa… Constitución… Ministro de la Corte Suprema… Constitución… Ministro Supremo… La Constitución no paga sueldos, ni decide licencias, ascensos o remociones así que es fácil adivinar qué resolvió el fallo de esa instancia y también de la siguiente: le dio la razón al señor Fayt.
Y, cuando el asunto finalmente llegó a la última instancia decisoria, o sea el Tribunal de Fayt (¡éste sí que es un país generoso!), los ministros menemistas, esos que en el 2003 se fueron por la puerta trasera al ver que se les venía el juicio político por las vergüenzas convalidadas en respaldo de los negocios de su padrino Carlos Saúl, esos ministros acostumbrados a todo, no tuvieron el menor reparo en conceder una mera declaración de inconstitucionalidad.
Así fue que Fayt ajustó los tornillos de la placa que señala su fastuoso despacho en el Palacio de “Justicia” (es sabido su concurrencia es mas bien esporádica, así que la metáfora de su persona atornillada a la silla, quedó descartada por default).
El modo “correcto” de seguir en el cargo hubiese sido obtener un nuevo acuerdo por parte del Senado de la Nación, como lo establece el inciso 4 del artículo 99 de la Constitución Nacional, pero ¿quién quiere pasar por tal tramiterío cuando se puede sencillamente obtener la firma express de unos pocos colegas y declarar la inconstitucionalidad del textito molesto?
Augusto Belluscio, uno de los ministros que aseguró la eterna supremacía del juez Fayt, cuando se retiró en 2005 por cumplir la edad límite dispuesta por la Constitución y dijo que como había firmado la sentencia a favor de Fayt le parecía una “incompatibilidad ética” con su propia “permanencia”.
Carmen Argibay, por su parte, dijo que “todos tenemos que reconocer que a determinada edad tenemos que retirarnos aunque estemos muy bien. El cargo no es solo estar lúcido y tener los conocimientos y la experiencia sino también tener la resistencia física”.


Misterios del Universo
La pregunta es, ¿qué pasó con el arreglo que habría realizado con el gobierno menemista para jubilarse a cambio de asegurarse una jubilación de 13.000 pesos mensuales de por vida? Tan interesado que estaba…
En el primer semestre de 1998 Fayt habríagestionado ese trámite personalmente, según difundió Raúl Kollmann  mediante llamadas al entonces Subsecretario de Seguridad Social. La pregunta es, ¿qué pasó con el arreglo que habría realizado con el gobierno menemista para jubilarse a cambio de asegurarse una jubilación de 13.000 pesos mensuales de por vida? Tan interesado que estaba… En el primer semestre de 1998 Fayt habría gestionado ese trámite
personalmente, según difundió Raúl Kollmann en una nota publicada en Página/12 en mayo de 1998. Carlos llamó por teléfono todos los días al entonces Subsecretario de Seguridad Social, Santiago de Estrada, quien finalmente llegó a firmar la resolución habilitando la anhelada jubilación privilegiada de Fayt. La Resolución n°179 llevaba la fecha del 20 de mayo de ese año (el mismo día que murió Yabran). 
La jubilación se haría efectiva inmediatamente tras la renuncia del juez. Pero algo pasó. Algo sustancial, porque de la noche a la mañana Fayt dejó de reclamar el monto de su retiro y, en cambio, se sentó a escribir la demanda que luego presentaría contra el estado para jamás tener que irse.


Frasecitas Supremas

Humildad ante todo
“Ya les dije, tengo el primer premio Nacional en Derecho y Ciencia Política a la producción por la Comisión Nacional de Cultura, ningún juez de la Corte Suprema en toda su historia obtuvo ese premio”.
Crudo invierno
“Suele faltar a la Corte en días de crudo invierno porque no quiere tomar frío”.
Glups!
Sobre los piqueteros
“Esto que tenemos en las calles es un embrión de un grupo de tensión social, alimentado con las arcas del Estado, que no tiene una noción clara políticamente de sus derechos. Sólo el hombre, convertido en ciudadano y demócrata puede traer mejores soluciones. Pregúnteles por quién votaron, ellos podían manejar esto de otra manera y están dando un espectáculo cercano al ridículo. Yo lo siento porque es gente que tiene en el sufragio la herramienta política sustancial para los cambios históricos”.
Peronismo pareciera que todavía existiría…
“La naturaleza del peronismo” que es una obra de cátedra, ustedes tienen ahí quienes me acompañaron y van a encontrar una obra muy completa y muy seria sobre la naturaleza del peronismo, que cobra una inusitada realidad, porque aparentemente es como si todavía hubiera una cultura peronista que se proyecta”.
Ramos generales
“La Corte se ha transformado en un tribunal de ramos generales”



Los Cabral

on viernes, 22 de noviembre de 2013


Eduardo Rafael Riggi

on martes, 12 de noviembre de 2013


Eduardo Rafael Riggi, actual juez de la Sala III de la Cámara de Casación Penal, no solo es un juez que ha ganado la simpatía de las cabecillas de la última dictadura sino que, además, ha sido señalado como miembro del Opus Dei. 
Casado y con dos hijos, se recibió de abogado en 1973 en la Universidad Católica Argentina.
Entró al Poder Judicial en 1971 y en esa primera etapa como empleado del servicio de justicia trabajó en el Camarón, la cámara federal en lo penal creada por Lanusse para combatir la “actividad subversiva”.  En 1973, fue cesanteado por la gestión de Cámpora, pero Riggi logró volver a la familia judicial y escalar posiciones a medida que se acercaba el golpe de estado. Se mantuvo en escalafones bajos hasta que en 1975 fue designado secretario letrado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cargo que luego fue confirmado por la Corte designada por las Fuerzas Armadas.
De hecho, en 1978, mientras miles de personas eran torturadas y aniquiladas, Eduardo Riggi fue promovido a Juez Nacional de Primera Instancia en lo Penal Económico Nº4 de la Capital Federal. Algo había en Riggi que cautivó la confianza de Jorge Rafael Videla.
Cuando se postuló para el cargo de Juez de Cámara de Casación Penal el secretario general y el presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires, Osvaldo Natansohn y Elías Salazar, enviaron una carta al senador Adolfo Glass, miembro de la Comisión de Acuerdos, diciendo que a Riggi “no se le conocían antecedentes académicos, publicaciones, conferencias ni investigaciones relativas a la especialidad y que por lo tanto sugerían convocarlo a una audiencia pública para interrogarlo sobre sus puntos de vista político institucional, sus criterios frente a las garantías individuales y sus antecedentes profesionales y académicos”. El pliego fue aprobado en la sesión de la Cámara de Senadores del 16 de diciembre de 1992.
Se dice que Carlos Menem impulsó personalmente su nombramiento en Casación, junto con el de otros dos candidatos, Ana Capoluppo y Juan Martín Romero Victorica.

Dime quién te nombró y te diré quién eres
Entre los trabajos destacados de este paladín de la (in) justicia se encuentra el discriminatorio  fallo dictado contra Ana María Fernandez. Ella había solicitado el régimen de prisión domiciliaria en razón de ser madre de un niño de diez meses. El dueño de este prontuario votó a favor del encierro del bebé y su madre, entendiendo que la cárcel no generaba un riesgo para ellos, valorando además que Fernández se había casado con otra mujer “lo que garantizaría la presencia de dos madres en el hogar”. Al juez de la dictadura no le importó que en la cárcel no hubiera guardia pediátrica, que el niño estuviera en etapa de lactancia o que la prisión no fuera el lugar más adecuado para un niño en sus primeros meses de vida.
A esta visión deshumanizada de la justicia (y de tanto más, ¿no? La simpatía de Videla no era cosa fácil…), Riggi suma un presunto accionar teñido de afán de lucro a través de su cargo en la función pública. Riggi fue denunciado por el CELS ante el Consejo de la Magistratura por mal desempeño luego que salieran a la luz escuchas telefónicas donde se pactaban coimas para favorecer la situación procesal de los imputados por el asesinato de Mariano Ferreyra.
El lunes 10 de septiembre de 2012, el juez Luis Rodríguez procesó al ex agente de inteligencia Juan José Riquelme Riquelme, al secretario de Riggi Ameghino Escobar, ex secretario de la Cámara Octavio Aráoz de Lamadrid, al vicepresidente de Belgrano Cargas S.A. y contador de la Unión Ferroviaria Ángel Stafforini y a José Pedraza por su participación en el soborno de 50 mil dólares. De acuerdo a la resolución de Rodríguez, “la influencia de Aráoz de Lamadrid y Riquelme sobre el magistrado Riggi se consideraba real, en tanto ambos mantenían relaciones personales preexistentes con él, uno como ex-empleado y el otro con un vínculo afectivo demostrado por el intercambio de las comunicaciones y otras escuchas telefónicas obtenidas”.
Sin embargo, a fines de 2012, el CELS señaló que resultaba sugestivo que el juez Luis Rodriguez no haya profundizado la investigación respecto de los posibles jueces involucrados y haya demorado más de un año las indagatorias y el procesamiento de los imputados, para sacarlo una semana antes del tratamiento en el Senado de su pliego para ocupar una vacante de juez federal.
Otro caso de presuntas coimas al cual Riggi estaría asociado es el denunciado por los abogados de Carrefour, quienes denunciaron operaciones de forum shopping en un juicio por una estafa millonaria contra los directivos del grupo Exxel, que casualmente recayó en la Sala III de Casación –¡oh la la! ¡La Sala de Riggi!-. En los pasillos de Comodoro Py, se decía que el encargado de arreglar el “sorteo” de causas era el antiguo secretario de Riggi, Luis Ameghino Escobar. Ameghino Escobar fue desplazado de su cargo tras las escuchas telefónicas que lo descubrieron negociando con el sindicalista José Pedraza, hoy condenado por la muerte de Mariano Ferreyra.

Datitos de color

El hijo del juez Riggi (Eduardo Javier) está sospechado de “acomodo” en el marco del concurso 40/10 de la ciudad de Buenos Aires, señalado como autor de un examen “patético” que lo colocó, milagrosamente, entre los mejores puestos del concurso.

Cuando se lo cuestionó sus vínculos con el Opus Dei y con la corporación militar, el juez Riggi dijo: “No tengo el honor de ser del Opus Dei y mi único contacto con los militares es que tengo familiares en las Fuerzas Armadas”.

¿Cuál es el magistrado más retrógrado?

on viernes, 1 de noviembre de 2013